Un suplicio ha sido pero el resultado bastante bonito. Lo que menos tiempo me llevó fue el fofucho porque al conocer al dueño parece que enseguida le pones parecido. Un buen rato de peluquería para ese tupé y listo para entregar. Lo mejor de todo es que cuando se lo das al que te lo encarga le guste y parece ser que ha gustado así que como suelo decir siempre que lo disfrute muchos años.
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