Bajé al trastero y vi una caja de un roscón de los famosos de Conrado y dije perfecta para regalarle una especie de desayuno para que empiece el día con regalín.
La caja llevó unas manos de imprimación, luego de pintura y para terminarla unos trozos de papeles del bazar que tenía por casa. Un regalo perfecto para un día estupendo seguro.
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